Camina, suave
descalza
sobre el
pasto.
Arrastra la luz de sus pies
con los ojos al sol
golpeando el aire del silencio.
Sus manos vuelan
en círculos mágicos...
No hay lágrimas de niña
posibles,
sólo certezas de mujer.
La sonrisa
no es cómplice
pertenece
a esta aurora de la vida.
Y
fluye,
fluye en el viento
transparente de su tiempo.