En algún momento
sólo
se esparce el tiempo
sin desdichas
en las sonrisas
de los que no están.
Nocturno
hijo del vino
y del silencio
premeditado
en este instante.
Crece
en el sosiego
de lo que está
y se esconde
en nuestra mente.
Para renacer
lento, pausado
sin memoria
con presente
en las palabras
que discurren
hoy.
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